viernes, 5 de enero de 2018

LA SANCIÓN POR SER POBRES

César Ferrer
@ferrerdupuy
ferrerdupuy@gmail.com

     La agresión económica que sobre nuestra Patria ha venido profundizando el imperio norteamericano, apoyado por la oligarquía franquiciada en Venezuela, viene tomando ribetes dramáticos con la intención de resquebrajar la conciencia social que mantiene a Venezuela como epicentro de lucha por la dignidad de los pueblos en Latinoamérica. En efecto, como lo ha señalado nuestro canciller Jorge Arreaza (@jaarreaza), en su artículo “Imperialismo Sin Máscaras”, está demostrado que el imperialismo ante su evidente decadencia y fracaso en su modelo económico, “ha entrado en fase de agresiva desesperación” y ataca sin guardar el mínimo recato frente al mundo, en medio de un afán depredador nunca visto en la historia de la humanidad.

     En nuestro país, una de las vertientes de esta agresión se verifica en un brutal ataque monetario que conduce hacia una espiral de aumento desmedido de precios en todos los rubros que han colocado a la población en una situación de vulnerabilidad, sólo protegida por el Gobierno del Presidente Maduro (@NicolásMaduro), una institucionalidad fortalecida por una Asamblea Nacional Constituyente patriota y un Pueblo organizado y consciente, quienes vienen creando una superestructura capaz de llevar adelante una “heroica resistencia en lo cotidiano”, tal como fue definida la actuación del hermano pueblo de Cuba durante el Período Especial y podríamos decir que en todas estas décadas por el monstruoso bloqueo por parte de los Estados Unidos.

    Sin embargo, cuando volteamos hacia países hermanos en Latinoamérica o del mundo, supuestamente “aliados” del gobierno yankee, la agresión contra la población no dista mucho de los dramas producidos en la Patria de Bolívar y Chávez. La migración masiva de la que hemos sido víctima, nos ha permitido observar de primera mano las enormes falencias sociales provocadas por el sistema liberal burgués implantado en esas sociedades.

    Desde la verdadera crisis sanitaria que viven los chilenos por falta de profesionales del área de la salud, donde, según lo expresado en su propio debate presidencial, mueren miles de niños por falta de especialistas o su escaso abordaje territorial; situación que comienza a ser paliada por profesionales venezolanos formados en un sistema educativo inclusivo y de primera calidad. De igual forma Perú, Colombia y en otras muchas latitudes,  la falta de profesionales derivados de un perverso sistema privatizado y excluyente, tiene tintes de dramatismo social, ocultado por los medios pero desnudado por la realidad. 

    De igual forma, la crisis en materia habitacional en el continente se denota de mucha mayor entidad que los números publicados por los gobiernos capitalistas, aunada al hecho de que el escaso segmento de la población que puede acceder a una vivienda propia lo hace a través de créditos hipotecarios eternos e impagables en los cuales, los aquí ya superados intereses sobre intereses y desalojos judiciales, son el pan nuestro de cada día. La verdad es que los únicos “países de propietarios”, tan cacareados por la Derecha, son Venezuela, con sus casi 2.000.000 de hogares entregados por la Gran Misión Vivienda Venezuela, Cuba, Bolivia y otros países que han seguido el camino de la independencia y la dignidad.

    Para no abundar demasiado, en materia de empleo, educación, servicios públicos y cualquier otra que quiera agregar, la exclusión, la privatización y por ende, la pobreza, constituyen la regla social y lo que observamos por televisión y redes sociales, se resume a la difusión que hacen los pocos privilegiados del sistema capitalista.

    Entonces, nos preguntamos, ¿por qué países alineados con Trump y su combo, los cuales no sufren de sanciones económicas, tienen estas dramáticas situaciones? ¿Acaso no deberían tener acceso a todo lo que anuncian como “el sueño americano” según el cual para llegar a posiciones acomodadas sólo debes proponértelo? Nada más alejado de la realidad.

    La verdad verdadera, es que la agresión económica contra Venezuela, el bloqueo a Cuba y la situación dramática de países con gobiernos pro-gringos, es el mismo fenómeno, es el odio de clases que tiene la oligarquía contra los pobres. Mantener un pueblo inculto, enfermo, hambriento y harapiento, asegura a los ricos mantener su estatus quo, sin peligro de nuevos grupos que insurjan y puedan poner en peligro su zona de confort.

     De esta forma, en los países donde logran apoderarse del gobierno, la oligarquía se asegura de dominar a sus pueblos con sistemas económicos de opresión que incluyen endeudamientos brutales con organismos como el Fondo Monetario Internacional o el Banco Mundial, para que garanticen el control económico y la claudicación de la soberanía de dichas sociedades. La verdad es que Chile, Colombia o Perú sólo sirven de “aliviadero cambiario” para nuestros compatriotas pero la gran mayoría tienen claro que la estabilización social en esas latitudes es harto difícil.

     En este marco, Venezuela no es víctima de agresiones y bloqueos por tener un gobierno que se declara socialista, nuestro pecado es que un día insurgió una verdadera Revolución Popular encarnada en el liderazgo de Hugo Chávez, quien decidió vencer la opresión y redistribuir la riqueza; decidió alfabetizar, incluir en el sistema educativo a los millones que venían siendo injustamente apartados, decidió llevar la salud hasta los sitios más apartados por medio de la Misión “Barrio Adentro”, dispuso nuevos sistemas de abastecimiento popular como Mercal, PDVAL, Bicentenario y más recientemente los Claps, resolvió que el petróleo y otros recursos naturales son del Pueblo, decidió que los servicios básicos son un derecho fundamental no sujeto a privatización, en fin, decidió ser libre para siempre, como tanto lo repitió el propio Chávez. 

     Sea Venezuela, Cuba, Colombia, Ecuador, México, Bolivia, Brasil, Argentina, Haití o Nicaragua, la medida del gobierno norteamericano es la misma: sancionar al Pueblo para mantenerlo en la pobreza y la opresión. La ecuación es siempre la misma: Si el Pueblo se hace gobierno, le aplica sanciones formales y agresión económica y si no, le implanta sistemas excluyentes y deudas impagables.

    Nos toca decidir de qué lado queremos estar, si en el de los pueblos que se arrodillan a esperar su “medicina” capitalista de pobreza segura o del lado en que nos encontramos en Venezuela, donde estamos dispuestos a luchar con el cuchillo entre los dientes para terminar de enrumbar la Patria hacia destinos de independencia, dignidad, inclusión y prosperidad de todo el Pueblo. 

    Bolívar nos enseñó el camino de la Independencia, Chávez nos enrumbó de forma irreversible por dicho sendero que ahora recorremos bajo el liderazgo de nuestro Presidente Nicolás Maduro y con esa fortaleza no habrá fuerza imperial que nos aparte de él.