Bastante nos
preguntan sobre el anuncio de nuestro Presidente Maduro respecto al anclaje del
valor del Bolívar Soberano al Petro y el impacto que sobre los precios va a
tener el establecimiento del salario mínimo en ½ Petro o 1.800 bolívares
soberanos. Sin pretender ser economistas, decimos que el actual anclaje
monetario se constituye como la fijación del valor propio de la moneda
nacional, en nuestro caso el Bolívar Soberano, al valor de un activo real, el
petróleo, a través de una criptomoneda, el Petro que funciona como una unidad
de cuentas para dar referencia de valor estable a las transacciones que se
realicen con el nuevo cono monetario.
Probablemente no es tan clara la
explicación anterior, tratamos de construir una lista de elementos más que de
hacer una definición, sin embargo nos sirve para ilustrar. A modo de
comparación histórica, con el fin de acercarnos un tanto a su naturaleza,
manejamos desde hace mucho tiempo una unidad de cuentas en nuestro día a día:
la unidad tributaria, la misma sirve al Estado para dar un valor estable a
ciertos pagos que le realiza los particulares, en especial en materia
tributaria, como impuestos, tasas de registros, y muchos otros, además de cumplir con la misma
función para la determinación del monto de los cestaticket. Sabemos de antemano
el valor en unidades tributarias de dichos pagos, sólo con multiplicar el valor
en Bs de la unidad tributaria por la cantidad de estas a pagar por el servicio,
tendremos el monto a pagar, no tenemos, entonces que andar preguntando en
cuánto irá a venir el cestaticket, es un valor estable, devenido de una unidad
de cuentas.
El Petro, para el uso de “ancla”
del Bolívar Soberano, tiene la función de servir, entonces, de unidad de
cuentas. Como primera medida de anclaje, el Presidente Maduro fijó el salario
mínimo en medio (1/2) Petro que actualmente representan 1.800 Bolívares
Soberanos pero que puede cambiar este último valor si cambia el del anclaje.
Recordemos, para continuar con el simil, que el cestaticket aumenta su valor
cuando aumenta la unidad tributaria, de igual forma funcionará el salario en
BsS con el Petro. Pero no es sólo el salario, los precios y todas las
transacciones en bolívares soberanos están ancladas al criptomoneda nacional
por lo que los mismos comienzan a ser dinámicos pero estables.
No es primera vez en la historia
humana que se utiliza una unidad de cuentas para anclar el valor y el uso de
divisas o de transacciones. Muchos ha sido los ejemplos de anclajes a unidades
de cuentas, siendo el más reciente entre los famosos el precursor del Euro, era
el llamado European Currency Unit, en español Unidad Monetaria Europea o ECU
por sus siglas en inglés. La misma funcionó por casi 20 años entre 1979 y 1999
como unidad de cuentas y moneda virtual entre los países que conformaban la
Comunidad Europea, hoy Unión Europea, conviviendo con las monedas nacionales
pero estableciendo valor estable a los negocios jurídicos que se realizaban en
el bloque.
Ahora bien, ¿Por qué este
anclaje? ¿Cuál es el efecto práctico sobre la vida de los venezolanos? Recordemos
que en el año 2003, producto de una primera escalada de Guerra Económica con la
que la Derecha pretendió ponerle la mano a las reservas internacionales
venezolanas a través de la compra masiva de divisas en las casas de cambio,
aprovechando el sistema de libre mercado de divisas de entonces, hubo que
establecer el control de cambio como forma de contener tal arremetida. Con
dicha medida, el Estado logró gobernanza sobre el precio del dólar con respecto
al Bolívar, basado en el dominio del mercado de divisas producto de una política internacional de protección
de precios del petróleo que permitió un importante flujo de divisas hacia el
país.
Todo ello permitió un anclaje de
precio de la divisa protegido por el
Estado y un aumento gradual y real del salario, trayendo como consecuencia la
mejora efectiva de la calidad de vida. Como referencia, recordemos que a
finales del año 2012 el salario mínimo en el país sobrepasaba los 300$,
alimentado además con toda una política de beneficios no salariales y de
precios que nos permitieron elevados estándares de vida, lograda por las
políticas de protección permanente al Pueblo del Gobierno de nuestro Comandante
Hugo Chávez.
Con la nueva escalada de Guerra
Económica, parte del concepto de Guerra Híbrida reconocida en la declaración
final de la última cumbre de la OTAN, basada inicialmente en la afectación de
los precios del petróleo, a través de diversos mecanismos, los ingresos en
divisas para el país disminuyeron dramáticamente y con ello la gobernanza real
sobre el mercado de divisas que con la escalada de precios, acaparamiento y
contrabando de combustibles entre otras acciones de la guerra hacia el interior
del país, los factores de Derecha lograron romper con el anclaje armónico que
con tanto sacrificio se había logrado en el país.
La realidad, producto de la
Guerra Económica, ha venido cambiando aceleradamente en los últimos años: los
precios se anclaron a un valor irreal de mercado ilegal de la divisa y los
salarios quedaron rezagados al valor protegido de la misma. De esta forma, se
obligó al Estado a aumentar frecuentemente la emisión de moneda con el fin de
poder crear un sistema coyuntural, de guerra podríamos decir, para la protección
del abastecimiento y el poder adquisitivo del Pueblo, fiel a la filosofía
revolucionaria de, hasta en las últimas circunstancias, defender a la población
por encima de cualquier protocolo liberal-economicista que hubiese significado
una hecatombe social superior a la situación actual pero agravado con una
entrega de la Patria a estos poderes fácticos con la consecuencia de la muy
difícil reversibilidad de la misma.
Sin embargo, dicho ataque a la
economía logró conculcar, prácticamente hasta hacer desaparecer el salario de
la realidad nacional. Las mujeres y los hombres de la Patria ya trabajaban a
cambio de un pago que los aumentos indiscriminados de los precios, anclados en
el precio criminal del dólar, le daban un verdadero carácter salarial vil.
En este marco, el anclaje
anunciado por el Presidente Maduro busca volver a colocar a los salarios y los
precios bajo una misma referencia, o una misma unidad de cuentas como lo es el
Petro. Personalmente no lo consideramos un aumento salarial: representa una
restitución de la institución del salario como el fruto inmediato del trabajo
honesto que permite el sustento digno del trabajador y su familia. Es esto lo
que hizo Nicolás Maduro, lo cual representa una medida de redención popular de
un significado mucho más profundo que un simple aumento de sueldos; es sacar al
Pueblo de la esclavitud del capitalismo y volverlo hacia la dignidad que sólo
puede otorgar el Socialismo.
A partir de hoy, los salarios
volverán a entrar en la contabilidad de costos de la empresa como nunca ha
debido dejar de ser; las trabajadoras y los trabajadores de la Patria han
vuelto a ser restituidos como sujetos protagonistas de la producción de
riquezas y, por ende, beneficiarios de los frutos de la producción.
Por supuesto, a quienes cobraban
precios anclados al dólar criminal y pagaban salarios a bolívares devaluados,
su propia naturaleza egoísta no les va a permitir reconocer la entidad de la
decisión del Presidente. Hoy están en una especie de “modus chillandum” en el
que se agarran de conceptos traídos de los pelos para el momento histórico como
déficit fiscal, inflación y otros elementos chantajistas, dejando dolosamente
apartado del discurso la recomposición social que significa para quien trabaja
recuperar su ingreso.