César
Ferrer Dupuy
Es harto conocido el protocolo de agresión
continuada en contra de los llamados “colectivos” (tal y como invariablemente
se refieren los medios y personeros de Derecha). En efecto, cuando los ataques
paramilitares coordinados por la oposición concluyen en un muerto o daños
materiales graves y no pueden ser achacados a los cuerpos de seguridad, de
forma automática veremos como chivo expiatorio a “los colectivos”.
De esta forma, surge la pregunta: ¿quiénes son
estas organizaciones del mal que arruinan las “protestas pacíficas”? ¿Por qué
los colectivos?
Un colectivo no es más que la organización del
Pueblo para el ejercicio de la soberanía, una de sus características
distintivas es que sus decisiones se derivan de la base de ciudadanos y
ciudadanas que lo conforman. No son más que el ejercicio efectivo del poder
soberano contemplado en el artículo 5 constitucional, génesis de todo el
desarrollo del Poder Popular.
De esta forma, hablar de “colectivo” no hace
referencia a una organización, aunque existan algunas que asuman tal mención en
su nombre, el colectivo es un concepto que trae intrínseco la soberanía, la
autodeterminación, el protagonismo popular. Es la antítesis del corporativismo
propio del capitalismo en las decisiones que se toman en pocas manos y son
fuente de opresión al Pueblo.
Precisamente este corporativismo es lo que
conocemos popularmente como “las roscas”, es decir, los grupos de Derecha que
se apropian de recursos, espacios y sectores que pertenecen a la sociedad,
aprovechándose para aumentar su riqueza a costa del empobrecimiento de las
mayorías.
Entonces, las roscas se adueñan de las tierras y
dejan a los campesinos sin lugar para sembrar; se apropian de los subsidios y quiebran
a los verdaderos productores; desvían productos y conforman las bandas del
contrabando y bachaquerismo; así van oprimiendo cada vez más.
Contra ello, se impone la organización popular:
los consejos comunales, comunas, CLAPs, consejos de pescadores, de campesinos,
de adultos mayores, de estudiantes, de mujeres y en fin, los diversos cuerpos
de activación popular que funcionan bajo el espíritu de colectivo.
Por ello, las roscas se han estado encargando de
vilipendiar este concepto que no es otra cosa que ir contra el Poder Soberano
del Pueblo, es decir, contra cualquier forma de organización y lucha popular
que ha encontrado forma en el espíritu libertario e independentista del
colectivo.
Es hora de defender nuestra Soberanía, vamos
todos a profundizar y activar nuestro poder constituyente originario que
tenemos como Pueblo y a lograr la victoria definitiva contra las roscas
opresoras.
Abogado
@ferrerdupuy
ferrerdupuy@gmail.com
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