César Ferrer
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La demostración popular ocurrida el pasado 30 de julio es un nuevo hito dentro de la rica historia de protagonismo directo de las mujeres y los hombres de la Patria. Lo visto en episodios como el cruce al río Torbes atravesado por un nutrido grupo de personas que venían huyendo de la persecución paramilitar para impedirles su derecho al sufragio o la asistencia masiva de la clase media al Poliedro de Caracas; la movilización por encima de la represión violenta de la Derecha y la conciencia histórica por sobre los “fake news”, “falsos conceptos” o cualquier otra arma “guerracomunicacional”, son solo muestras de dicho protagonismo. Más de ocho millones de almas acudieron a la cita con la Patria, a la nueva batalla independentista de este proceso interminable.
Esta fecha histórica nos evoca a aquellos 27 y 28 de febrero de 1989 en los cuales se verificó la gran insurrección popular de finales del siglo XX. En esos días, la población se plantó contra la oligarquía que entonces era gobierno y con claras evidencias de sus intenciones de implantar el capitalismo hambreador como forma de Estado en Venezuela. El Pueblo comprendió entonces que esa burguesía era su enemigo natural y que sus medios son armas de opresión utilizada por ella para dominar a las mayorías.
Ese día, salimos a las calles con la sola conciencia, con la voluntad heroica pero sin la organización necesaria, ese día fuimos masacrados por los instrumentos de opresión de la oligarquía, la cual tenía el gobierno afecto de la época. Miles y miles de muertos colmaron las calles del país, la represión cruenta nos quiso hacer pagar con sangre el atrevimiento de alzarnos contra los encumbrados oligarcas.
Hoy, el Pueblo vuelve a sufrir las consecuencias de la opresión hambreadora del capitalismo, hoy verifica que los ataques contra la población son los mismos entonces y ahora, hoy se hace consciente que la burguesía sigue siendo su enemiga y que utilizará todos los medios que tenga a disposición para torcernos el brazo y tratar de hacernos sus vasallos.
De igual forma, como en 1989, el Pueblo sale en frontal insurrección contra esa misma burguesía. Sin embargo, a diferencia de entonces, la providencia nos brindó un líder como Hugo Chávez Frías, el cual nos permitió tener un proceso revolucionario que construyó junto al poder popular una superestructura basada en el protagonismo social y en principios como la justicia, el ejercicio directo de la soberanía y la independencia; hoy tenemos conciencia social devenida de la vivencia en Revolución, desde donde venimos rompiendo las cadenas opresoras y la exclusión de las mayorías, hoy día, como lo dijo nuestro Comandante Eterno, tenemos Patria.
La insurrección popular de 2017 tiene una unidad de mando, un Gobierno del Pueblo en la persona de nuestro Presidente Nicolás Maduro; tiene un camino andado de casi veinte años y tiene un instrumento central de lucha: el Poder Constituyente Originario configurado en la Asamblea Nacional Constituyente como recipiente de las luchas para las siguientes etapas. A diferencia de esos días de febrero, el Pueblo es Gobierno, es poder político.
Sin embargo, no lo olvidemos, es una insurrección popular y como tal es un detonante histórico que nos llevará a un nuevo estadío para continuar rompiendo cadenas y tomar todos los espacios que en cualquier ámbito pertenecen al Pueblo por derecho propio.
¡VENCER DEBE SER NUESTRA CONSIGNA!
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