Son ríos de tinta y de megabites
los que han corrido con los últimos acontecimientos políticos en Venezuela. Por
una parte, vemos como el representante del Departamento de Estado para la
Invasión a Venezuela, cargo al que Trump ha denominado “Presidente Interino” o
“Presidente Encargado”, Juan Guaidó, se retrata muy descansado y contento con
los cabecillas de “Los Rastrojos”, grupo criminal sobre el que queda muy poco
por decir ante los diversos trabajos y denuncias hechas públicas. Para más al respecto, puedes leer el siguiente trabajo.
Esta
suerte de galería fotográfica de la muerte no es más que la confirmación de lo
que ya todos sabemos: la conexión Casa Blanca, Casa de Nariño y los grupos
irregulares venezolanos organizados bajo diversas fachadas de partidos,
organizaciones no gubernamentales, tienen como correaje necesario a los más
violentos grupos paramilitares y narcotraficantes colombianos, nadie lo dude.
No por gusto, la denominación de “Los Rastrojos” rápidamente ha calado en el
consciente popular para designar a los grupos irregulares venezolanos
encabezados por el “autoproclamado”.
Esta
realidad, en la cual ante la incapacidad política de algunos sectores de lo que
algún día podía ser llamada como la “oposición” en Venezuela, el debate fue
progresivamente sustituido por la violencia y la instancia política dio paso al
paramilitarismo camuflado en guarimbas entre un sinfín de variante bélicas. Hace
tiempo, tal como lo advertimos en nuestra reflexión “LaDerecha sin Nombre” , la burguesía venezolana resignó sus intenciones al
protocolo de la violencia, entregó al imperio yankee su participación en la
vida nacional sin disimulo alguno, teniendo la grave consecuencia de su
desdibujamiento y desaparición de la realidad política nacional.
Sin
embargo, en la sociedad, mucho menos en la política los espacios vacíos siempre
serán ocupados. Hace pocas horas los venezolanos pudimos presenciar la firma de una serie de acuerdos entre el Gobierno Revolucionario con importantes sectores que a partir de este momento pueden, con toda legitimidad, adosarse la naturaleza y rol de la Oposición venezolana, en acto realizado en la Casa Amarilla, frente al cuerpo diplomático mundial representado en el país.
Para
nada es un acto menor lo ocurrido, hoy día un sector importante de la vida
nacional ha decidido el camino del ejercicio de la Democracia para lograr
impactar en la vida política y seguramente ir por los espacios de poder dentro
del marco constitucional. De esta forma, se ha marcado un nuevo quiebre en nuestra
historia política contemporánea: ha renacido la Oposición.
En
este marco, la fracción de la población que hoy día disiente con la Revolución
Bolivariana tiene un renovado horizonte de lucha: de la dependencia política,
hasta en materia de vocería, de factores externos y la violencia como rasgo
fundamental a la posibilidad de participar y protagonizar en Democracia, dentro
de la legalidad y en Paz, todo ello sin tener que resignar ningún principio.
Queda
en la conciencia y razón de esta parte del Pueblo, si camina el camino
democrático de la Oposición o el de muerte de Los Rastrojos…
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